30 de octubre de 2015

LOS BARES DE "EL ASESINO DEL VINILO", LOS BARES DE ZARAGOZA

En "El asesino del Vinilo" hay personajes de carne y hueso y bares que huelen a besos y whisky.

Hay bares que ya no están, que ya no son, desde hace mucho. Como la Mtro, la En Bruto, el Inter, el Paradys. 


Otros que han desaparecido hace poco. Como La Topera.


Y muchos que siguen con su música, sus dueños, su gente. Como La Ley Seca, Las Armas, La Lata de Bombillas, Sala Creedence, El Poeta Eléctrico, Pub Eccos, Linacero Discos & Café, para que tú puedas volver a casa los fines de semana oliendo a esos besos y a ese whisky que ya no podrás olvidar.


Por ellos, por los bares de esta jodida ciudad. Por los que están y por los que estuvieron.

28 de octubre de 2015

EL ASESINO DEL VINILO YA TIENE PORTADA Y SINOPSIS

El Asesino del Vinilo ya está en la editorial y a punto de entrar en imprenta.

La portada, de Ángel Lalinde, y la sinopsis de Gonzalo de la Figuera, le dan un toque de calidad que pocos tienen la suerte de contar.

Todo, bajo la dirección de Javier Cinca "Viriato", el boss de STI Ediciones.

Aquí va un pequeño aperitivo de lo que será, de lo que es, El Asesino del Vinilo, mi tercera novela.

En breve, calendario de presentaciones.



Una chica de buena familia desaparece tras asistir a un concierto. Otras tres mujeres han sido salvajemente asesinadas. El ex inspector Domínguez, un tipo duro, escéptico y desencantado, llega a Zaragoza acompañado por La Yesi, su chica, para investigar la desaparición. A lo largo de un ajetreado fin de semana, la extraña pareja recorre bares, garitos y salas de conciertos, empapándose de whiskey y cerveza, en una incierta búsqueda cuya trama se enreda y complica por momentos.
Tras Wacha los güeros y Estúpidos y felices (en la que ya aparecía Domínguez), sus anteriores novelas, Alfredo Benedí se sumerge de lleno en la noche zaragozana, arrastrando consigo al lector en un agitado viaje por algunos de sus locales más reconocibles. Hay rock and roll, unos cuantos tortazos y peleas, mucho Dyc sin hielo y una galería de personajes secundarios (ficticios y reales) a través de los cuales Benedí retrata con pulso firme la vida nocturna de la ciudad.
En El asesino del vinilo, de nuevo Alfredo Benedí atrapa al lector por el cuello y no lo suelta hasta llegar al punto final. Lo hace con un estilo narrativo seco y áspero, cortante como un cúter, desprovisto de adornos y florituras. Con diálogos incisivos y lenguaje callejero. Sin andarse por las ramas. Domínguez, heredero de la estirpe clásica de los Marlowe, Spade o Archer pero en clave cheli, violento, maleducado y borrachuzo, no descansará hasta resolver el doble misterio. Por el camino también se cruza con una banda de proxenetas que ponen en peligro la vida de La Yesi. Y hasta ahí podíamos llegar; porque en el fondo de su endurecido corazón existe algo que, aunque Domínguez no se atreva a llamarlo por su nombre, se parece mucho al amor.
Gonzalo de la Figuera